Nada de Nada

Hoy no necesito nada de nada. La claridad atraviesa mi ventana y a pesar de que de vez en cuando existen mas noches que días soleados, mi ventana brilla y debe ser porque esta limpia, no hay manchas o las que existían se fueron limpiando una a una, algunas sin querer, otras tantas con mucho esmero y mucha energía de que se vayan de una buena vez. Y así fue que me recosté en la cama y la apreciaba, sabiendo que me había costado mucho trabajo quitar todo aquello que obstruía, todo aquello que no era ya mas necesario. No, ya no. No para esta ventana que hoy irradia. 

Y que inmensa sensación es saber lo  que uno quiere. Que el tener en este caso, no nos hace Ser. 

Somos pocos y privilegiados aquellos que sabemos y luchamos por lo que realmente amamos. 

Esa es la perseverancia, el deseo, la energía pasa por ese lado, mas no de otro, ya no de otro.

Brindo por todos los pocos y por aquellos también que les cuesta y que se tropiezan, pero que al fin y al cabo no dejan de sentir pasión por lo que hacen. Que al fin y al cabo de pasión nacimos y de pasión morimos y renacimos. Mas no de otra cosa, que la vida a diario nos limita, nos desgasta, nos desvela, nos pone nerviosos frente al otro, frente a uno mismo, que no es mas que esconderse detrás de una inútil mascara que sirve por un tiempo hasta ser consumida, tirada para luego comprar otra, la de paso, la que este de moda. Objetos que sirven para esconder y taponar aun mas lo propio de cada uno. La pasión. 

Brindo por la gente apasionada, de esas que se atreven día a día a arriesgarse, a enfrentarse, con miedos pero que al fin y al cabo no esconden lo mas preciado que es su inmenso ser.

Y hoy, aunque la luna me este mirando y el sol parpadeando....

Tengo esa inmensa sensación en mis brazos.