lunes, 10 de enero de 2011

Historia del no-ve no-C 1

Hace un tiempo atras vivia en un no-ve-no-"c". En una ciudad donde las diagonales sobran, o mejor dicho, es conocida por ello...y por la gran cantidad de plazas que tiene...y bueno tambien por los puestitos de hamburguesas, por la ciudad de los estudiantes, de noches eternas, de bares y giras, donde nose porque pero Sabina se lo escucha hasta gastar. En ese edificio vi pasar mucha gente y el edificio también me vio pasar muuucha gente. Muchos recuerdos quedaron de ese departamento, pero hoy quiero contarles de mi gran amigo Juan. El vivía 2 pisos abajo, la primera impresión que se me cruzo fue: "es mi versión en masculino", plagado de pilas por donde lo mires, siempre con una sonrisa, siempre con algo que contar y siempre algo tenia que romper, parecíamos íntimos, todo el tiempo juntos, hablábamos todo y las palabras jamas se agotaban y menos la música. No lo voy a negar, hubo un momento de confusión, nunca lo supimos entender o nunca quizá necesitaba ser entendido. Después de distanciarnos un tiempo y de el viajar a USA a ver que onda?, nos volvimos a encontrar y jamas (hasta tiempo muy tarde) volvimos a hablar sobre el echo. Pero todo lo que nos unía jamas se perdió y hoy puedo decir que es uno de mis mas grandes amigos y es a el a quien le permito que me diga lo mas doloroso. Entre todas las historias que vivimos la mas loca de ellas fue haberle presentado en ese momento a una "amiga", terminaron enganchándose como langostas. El tenia un destino: irse por un largo tiempo a estudiar a Chicago. Ella estudiaba en LP idem carrera que yo. Ella y yo nos peleamos: tenia varios problemitas, entre los tantos que podría diagnosticar un DSM IV, padecía de megalomanias, mitomanias y celopatia sumamente maximizados, con dosis extremas de una histeria galopante que le provocaba irritación y mucho nervio verme cerca de Juan, lo que produjo una ruptura nuevamente en nuestra amistad con el. Si, dirán, que pollerudo, típica de mina loca...el tenia prohibido saludarme, hasta tal punto que el día de mi cumpleaños bajamos el ascensor y no fue capaz de saludarme. Fueron 9 pisos que lo mire a los ojos y sin querer me di cuenta que no era la misma persona a quien yo le confiaba mis intimos secretos, era otro, era un ser sin sonrisa, sin energias, puedo decir que vi su sombra. Muchos de mis intentos fueron fallidos, entre sus cortas visitas a la Argentina intentaba comunicarme, pero de el solo había una respuesta: "Lucy, no puedo, entendeme, no es que no quiera, NO PUEDO" y esos dos pisos por escalera, se habían transformado en una cascada de lagrimas. Jamas pude entender. Los días y los meses pasaron. Y ya su sonrisa era mas que lejana. Y un buen día, cuando creí que ya no tenia motivos para recordarlo, sonó "Stand by me" y la cascada de lagrimas volvió involuntariamente, no lo comprendía, no sabia porque me estaba pasando eso y recordé que ese tema siempre fue para el. Mis manos fueron directamente a la compu, abrí el mail y solo le dije lo que me estaba pasando...a los 5 minutos obtuve respuesta.

2 comentarios:

  1. Es extraño, pero una canción y la cibernética, pueden acercar más que un ascensor a dos pisos de distancia.


    Y en lo que respecta a mí, debo confesar que la última lección aprendida fue la de no acercarme a personas lejanas, y mucho menos a las personas cercanas que se sienten tan lejanas.

    Y bue, a ponerle un poco de música de fondo a este tramo de la vida mientras se relee la respuesta
    (y digo releer porque la debés haber leído demasiadas veces, no?)

    Besos

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  2. A veces el tiempo hace que las cosas se den vuelta o no.... soy de las que creen que las cosas no son tan determinadas, ni los para siempre ni los para nunca... siempre es bueno sorprenderse de uno mismo y de los otros, aunque eso implique dolor!

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